A partir de una selección de la producción de viñas certificadas como ecológicas se obtienen los vinos que tras su proceso de elaboración y un riguroso análisis químico que confirma su naturaleza ecológica es embotellado y certificado también de ecológico por una Denominación de Origen correspondiente.

A la hora de fertilizar la cepa en el campo, solo están permitidos abonos orgánicos naturales, procurando además que sean de origen vegetal y procedentes de residuos del propio cultivo, como orujos o sarmientos triturados. Vale el estiércol de animales y también el «compost»; lo que no valen son abonos minerales, fundamentalmente los nitrogenados. No se pueden quemar restos de cultivo para no afectar a la flora microbiana del suelo.

En los últimos años, los médicos han afirmado en varias oportunidades que el consumo moderado de vino trae beneficios a la salud. Un estudio de la Universidad de Barcelona ha podido comprobar ahora, mediante estudios científicos, que el vino ecológico ayuda a prevenir la aparición de los tumores que son inducidos químicamente.